El corazón tiene como misión principal bombear la sangre hacia los distintos órganos y tejidos. Cuando pierde fuerza y se contrae con más debilidad estamos ante una insuficiencia cardiaca. Al no poder mover adecuadamente la sangre, ésta no llega adecuadamente a algunos órganos como el cerebro o los riñones, que reciben menos sangre de lo normal y comienzan a fallar. Simultáneamente se acumula en ciertas partes del cuerpo (piernas, pulmones) produciendo cansancio, edemas en los pies y dificultad para respirar.
La causa más frecuente de esta pérdida de fuerza es que el corazón haya quedado dañado después de un infarto. También puede aparecer como consecuencia de años de hipertensión o diabetes mal controlada, por problemas en las válvulas del corazón, arritmias como la fibrilación auricular o por enfermedades pulmonares.
Los síntomas más característicos son:
- Dificultad para respirar por el acumulo de líquido en los pulmones.
- Cansancio y debilidad muscular al llegar menos sangre a los músculos.
- Hinchazón en los pies por acumulo de liquido a ese nivel.
Cuando los pacientes comienzan a empeorar es característico que aumenten de peso por el acumulo de líquido, o disminuyen la cantidad de veces que orinan al llegar menos sangre a los riñones. Estos son dos signos a los que hay que prestar especial atención, así como a la necesidad de dormir con el cabecero más elevado o de dormir en un sillón, porque pueden anticipar un fallo cardiaco.
Es importante adaptarse a la nueva situación modificando aquellos hábitos que exijan esfuerzos excesivos para el corazón, aunque sin abandonar el ejercicio físico, dado que el ejercicio habitual en una de las partes más importantes del tratamiento. Caminar es una buena forma de ayudar a tu corazón a recuperarse. El deporte es la mejor herramienta para combatir la insuficiencia cardiaca. No olvidemos que el corazón es un músculo y si hacemos ejercicio lo fortalecemos y trabajará mejor.
Para eliminar el exceso de líquido se dan fármacos conocidos como diuréticos (seguril, furosemida, espironolactona), que aumentan la eliminación por el riñón. Son el tratamiento más eficaz para disminuir la dificultad al respirar y la hinchazón en las piernas, pero es importante usarlos bajo supervisión médica ya esta medicación pueden producir efectos secundarios, aunque es cierto que son leves en la mayoría de los casos (alteraciones analíticas, en el riñón…). Evite tomarlos antes de la cena para no interrumpir el sueño con visitas al cuarto de baño.
Otros fármacos, como los betabloqueantes o los IECAs se utilizan para ayudar al corazón a que trabaje más lento y más tranquilo, de forma que el músculo se contraiga de manera más eficiente y se recupere mejor. Además debe realizarse un control estricto de la hipertensión, la diabetes y el sobrepeso y la obesidad para mejorar la calidad de vida de los pacientes.