El corazón late continuamente sin que nos demos cuenta, pero en ocasiones podemos notar de forma desagradable el latido cardíaco, o como «nos da un vuelco el corazón«. Lo habitual es que un adulto tenga entre 60 y 100 latidos por minuto, siendo más alto en los niños menores de 10 años, en los que la frecuencia cardíaca normal está entre 70 y 120 latidos por minuto.
El ritmo cardíaco está sincronizado con las necesidades de tu cuerpo, así, aumenta al subir unas escaleras o disminuye mientras dormimos, pero en ocasiones algunos de estos latidos se adelanta y parece que cambie el ritmo del corazón, es lo que conocemos como palpitaciones. Tras este latido adelantado suele aparecer una pausa breve que se denomina «pausa compensatoria«.
Las palpitaciones pueden estar ocasionadas por el consumo de exitantes como el café, té, cacao o los refrescos con cafeína. Esto puede ocurrir también con el tabaco y el alcohol, así como en situaciones de ansiedad o estrés. Algunos fármacos también producen palpitaciones, como los inhaladores que se utilizan en los problemas respiratorios o algunos antigripales.
Este fenómeno es algo habitual, aunque debemos estar pendientes a los síntomas de alarma:
- Nos encontramos cansados sin motivo, y tenemos que pararnos al caminar por sensación de falta de aire o pesadez en las piernas.
- Aparecen edemas e hinchazón de las piernas.
- Nos cuesta trabajo estar tendidos en la cama y preferimos dormir con el cabecero elevado o en el sillón.
- Las palpitaciones se acompañan de opresión en el pecho, mareos o sudoración intensa.
Hay dispositivos para controlar el pulso cardíaco y los medidores de tensión arterial también suelen informarnos de cual es nuestra frecuencia. Recuerda que el ejercicio físico practicado de forma continua y con moderación ayuda a controlar los problemas cardiovasculares.
Si las palpitaciones aparecen con mucha frecuencia o se acompañan de los síntomas de alarma es necesario buscar ayuda y consultar con un especialista.